Sentar las bases para que se hagan las cosas bien a la primera
Uno de los objetivos básicos de cualquier organización al implantar un sistema de gestión de calidad es conseguir hacerlo todo a la primera. De ser así, no sólo se logra un claro abaratamiento de costes, sino también un mejor servicio y una mayor satisfacción del cliente.
Mentalización y compromiso
Volvamos al título del principio: ¿cómo conseguir hacerlo bien a la primera? Ante todo, es un problema de estado de ánimo. Tanto si se trata de un comportamiento, de procedimientos o de métodos, ninguna persona lo hará todo bien a la primera a no ser que le guste lo que hace.
En efecto, es muy difícil, por no decir imposible, que alguien haga las cosas bien a la primera si no se da una adecuación entre él y su tarea. Es preciso que la complejidad y la sensación de bienestar que le proporcione lo que hace se corresponda con sus aspiraciones.
Para hacer las cosas bien, también es importante sentirse orgulloso con el trabajo que se hace. Esta satisfacción es uno de los principales elementos de éxito para toda persona que se halle en contacto directo con el cliente, y no es tan sólo una cuestión personal, también surge de la manera en que uno se siente estimado por los demás.
Por otro lado, querer hacer las cosas a la primera también supone una auténtica caza de los errores que consiste en rastrear, clasificar, analizar y corregir todas las desviaciones que se produzcan en torno a las normas de calidad. Si el despacho tiene manuales de descripción de tareas donde se describen las diferentes fases, todo puede resultar más sencillo.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)
