Qué debe buscar un Emprendedor en su asesor legal

El 2021 se recordará como el inicio de la recuperación tras el COVID-19, que cambió nuestras vidas a todos los niveles, para bien y para mal. Para bien, por la solidaridad y la entrega, y para mal, por las pérdidas humanas. Ha sido un año de vuelta. De volver al trabajo presencial, de volver a relacionarnos con los clientes sin una pantalla de por medio, de volver a sonreír, aunque sea con una máscara puesta. En este punto la vacunación ha tenido mucho que ver, sobre todo la gente que ha entendido desde el primer momento que o íbamos todos juntos, o nos quedaríamos muchos por el camino. Hemos dejado en nuestras casas el yo, para velar más que nunca por el bien general. Poco puede conseguirse si cada uno va tirando el carro hacia la dirección que solo a él o ella le conviene. El 2021 ha demostrado que sólo en los países en los que todos han ido a una en el tema de las vacunas, han podido salir adelante.

No olvidemos que el virus trajo muchos cambios en la forma de relacionarse asesores y clientes, y en su modo de trabajar. El sector legal demostró estar muy preparado tecnológicamente, se adaptó con facilidad y continuó prestando sus servicios con la misma profesionali­dad de siempre. Pero en algunos casos la digitalización fue precipitada. Por ello, el año que estamos a punto de cerrar ha servido para hacer las cosas con calma, mejorar y consolidar. Y darse cuenta de lo importante que era proteger nuestros datos frente a los ciberataques. Y reorganizarse, y aprender de los errores y de los aciertos.

Aunque la digitalización y las nuevas tecnologías están suponiendo sustituir en ciertos trabajos mecánicos la figura del asesor o asesora, al mismo tiempo les permiten dedicar más tiempo a aquel trabajo que jamás podrá ser sustituido por un programa o un ordenador. Cada vez se le está dando más importancia a la parte más humana de esta profesión. El asesor o asesora tienen más tiempo para poder hacer un trabajo de mayor calidad y personalizado.