La opinión del director administrativo de una gran empresa acerca de sus asesores

Las preguntas y cuestiones que le hemos formulado.

En relación a los criterios que se han seguido para seleccionar a la firma asesora.

Nuestra empresa, hasta ahora, ha sido una compañía independiente y tenía total libertad de elección. Pero en estos momentos forma parte de un grupo multinacional. Esto condiciona efectivamente la elección. Empezamos a tener una cierta presión. Concretamente, por ejemplo, tenemos que cambiar de auditoría porque la que tenemos externa hasta ahora no es la que está auditando al grupo, y nuestro grupo quiere que sea la misma.

Esto también condiciona a la asesoría en general, porque realmente tenemos asesorías de distinta índole, tanto fiscal (que es una asesoría externa) como de otras especialidades. Partimos de la base que tenemos expertos dentro de la compañía que cubren las áreas, pero lógicamente, a estos expertos, como médicos de cabecera, les falta conocimiento específico. Cuando tenemos problemas que a veces se salen de nuestras capacidades, hemos de recurrir a asesorías externas. Tenemos de ámbito fiscal, contable (la contable suele coincidir con la propia auditoría externa), tenemos laboral, tenemos legal, mercantil, tenemos auditorías o asesorías de otro estilo, como marketing, lo que la empresa requiere en cada momento. Si realmente no está cubierto por nuestras propias capacidades, las hemos de ir a buscar al mercado, y así lo hacemos.

¿Qué áreas mejoraría?

Estamos realmente bien servidos. Quizás como somos una compañía de cierto volumen, la dedicación que tienen los gabinetes hacia nosotros es importante. En general tenemos respuesta rápida y correcta. No podemos decir que no sea mejorable. Todo es mejorable, pero en general nuestro grado de satisfacción es bueno.

En la actualidad, lo que recomendaría al asesor fiscal es que no fuera un simple asesor, sino que también fuera una especie de auditor fiscal. Que no se limite simplemente a dar respuesta a nuestras preguntas, sino que se anticipe a lo que está ocurriendo en el mercado. Que también sea capaz de detectar por su propia experiencia las áreas de la empresa que pueden tener dificultades.

Además, como decía, que no se conviertan en simples asesores nuestros, sino que sean auditores en este sentido. Que sean capaces de guardar registro de ese asesoramiento durante años. Porque, lógicamente, en las empresas, las personas cambian por razones obvias, se marchan, fallecen o se jubilan, y sin embargo estamos viendo en las inspecciones que se producen cada cinco o siete años. Y alguien tiene que tener historia más o menos viva de los problemas que se han ido viviendo, y como digo, un despacho debe mantener esta información, y es lo que nosotros estamos esperando.