El cambio de nombre de una firma. Algunos consejos y reflexiones
Ya hemos dicho en más de una ocasión que el nombre de una firma no es, en absoluto, una cuestión baladí. Por el contrario, acaba convirtiéndose en un punto de referencia fundamental para los clientes actuales y los posibles clientes. Sin embargo, hay veces que por motivos determinados resulta del todo imprescindible cambiarlo. En este artículo hablaremos de ello.
¿Su firma ha cambiado alguna vez de nombre? ¿Deberán hacerlo alguna vez? Si es así, lo que vamos a decir a continuación les interesará, pues como verán no es algo tan sencillo como sustituir todo el material de papelería que tengamos. Por el contrario, implica una planificación y una comunicación fluida con el cliente.
El cambio de nombre de una firma ha dejado de ser algo extraño, sobre todo teniendo en cuenta las transformaciones a las que se ven sometidas en algunas ocasiones. Las fusiones, las alianzas, la ampliación de servicios, la apertura al exterior o incluso las divisiones puede suponer un cambio de denominación. Estas modificaciones pueden ser más o menos importantes, pero en todo en caso tienen algún tipo de repercusión.
Ahora bien, aunque actualmente no es extraño el cambio de nombre, en todo caso hay que tener razones de peso para hacerlo. Por otra parte, antes de llevarlo a cabo, es imprescindible realizar un estudio de la firma, y definir qué se quiere comunicar y qué valores se quiere dar a la marca.
El siguiente paso, sobre todo si se desea hacer un cambio radical del nombre, es preparar una lista con las denominaciones que mejor reflejen la actividad de la firma. Aunque en muchas asesorías se suele optar por el nombre de todos o alguno de los titulares, no siempre es así. Y si esto ocurre puede ser recomendable acudir a alguna agencia especializada en marcas, aunque no tiene por qué ser así. Por ejemplo, puede recurrirse a la opinión de proveedores, clientes, profesionales o colaboradores en general.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)