Algunas reflexiones sobre el valor de una buena reputación ¿Por qué la reputación importa?
¿Recuerda la última vez que contrató a un arquitecto para que hiciera una mejora en su casa o departamento? ¿O la última vez que consultó a un agente de viajes buscando asesoramiento al planear un viaje? ¿O aquellas otras ocasiones, no tan felices, en las requirió el consejo de un abogado, contador, dentista o médico?
Si usted se comporta como la mayoría de las personas, no creo que se haya limitado a buscar nombres en la guía de teléfonos. Probablemente, se ha acercado a ellos porque le fueron recomendados por algún miembro de su familia, amigo, o alguien de su confianza.
Si esto fue así, los contrató basándose en su reputación. En nuestra vida privada, la mayoría de nosotros solicita recomendaciones de las personas que contratamos, ya sea para ampliar o mejorar nuestra casa, para organizar nuestras vacaciones, para liquidar nuestros impuestos, para tratar nuestra enfermedad o para defendernos en un juzgado. Ante la posibilidad de elegir entre alguien bien conocido o alguien de quien no sabemos nada, la mayoría de nosotros opta por hacer negocios con el profesional con mejor reputación. Una reputación involucra la historia de la experiencia de otros con ese proveedor de servicios.
Las buenas reputaciones incrementan la credibilidad, haciendo que confiemos en que conseguiremos lo que nos han prometido. El proceso de edificar una buena reputación, obviamente, es central para el marketing de los productos y servicios de uso diario como jabón, cereal, ropa, autos, cosméticos, seguros y productos financieros.
Las reputaciones de las corporaciones influyen en los productos y servicios que elegimos para comprar, la entidad en la que invertimos nuestros ahorros y las ofertas de trabajo que aceptamos. En parte, eso es porque la fama es algo intoxicante; somos atraídos por aquéllos que la han conseguido. Por ello, muchos de nosotros estamos dispuestos a desembolsar mucho dinero para comer en un restaurante francés o por dormir en un hotel de la cadena Hilton, conducir un BMW, usar una tarjeta AMERICAN EXPRESS Platino o usar ropa de marca.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)