La planificación y organización del tiempo marca la diferencia entre los buenos profesionales y los mediocres
La programación del tiempo propio debe convertirse en una actividad normal y permanente. Para ello existen una serie de principios de comportamiento sobre los que podemos trabajar, con el fin de conseguir mejoras en nuestra eficiencia y capacidad profesional.
1. Tener siempre preparada la planificación antes de iniciar la jornada
Lo más adecuado es dedicar los últimos minutos de cada jornada a planificar el programa del día siguiente.
Elegir el final de la jornada tiene la ventaja que suele ser el momento más tranquilo del día. El teléfono ha dejado de sonar y probablemente los colaboradores y profesionales ya se hayan marchado o estén ultimando sus tareas.
En ese momento, se tiene una perspectiva clara de lo eficiente o ineficiente que ha resultado el día y del orden de prioridades para la jornada siguiente.
Si se prefiere organizar el programa de actividades por la mañana, es más adecuado escoger la primera hora de la jornada, antes que la actividad diaria se inicie.
Es indiferente que la planificación se realice a última hora del día o primera de la mañana. Lo importante es comenzar la jornada con una lista clara de actividades.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)