CARRITO

El conocimiento colectivo aporta valor a la firma

Jordi Amado Guirado
Jordi Amado Guirado
06/03/2023

Cuando el funcionamiento de la firma o de una asesoría está basado en las competencias individuales, el conocimiento total es la suma de los conocimientos individuales. Sin embargo, cuando funciona sobre la base de verdaderos equipos cohesionados, su conocimiento total es significativamente superior, debido al enriquecimiento producido por los intercambios, la creatividad y el efecto de sinergia.

En un despacho fundamentado en las competencias individuales, cuando un profesional lo abandona, se lleva con él lo esencial de su conocimiento (aunque parte del mismo se queda en la propia asesoría). Y eso es así porque cada uno es conocedor o experto en su puesto de trabajo. Controla la información y el saber hacer necesarios y suficientes para desempeñar su función. En cambio, en los equipos de trabajo, el conocimiento no tiene ubicación más precisa que “dentro del equipo”. Nadie posee realmente el conocimiento del equipo, sino que está repartido y difundido entre todos los miembros.

Las consecuencias son importantes:

  1. Si un miembro del equipo abandona la asesoría, el conocimiento permanece en una proporción máxima. Esto no significa en absoluto que las personas se conviertan en modelos estándar o indiferenciados, como algunas empresas lo han creído, esforzándose en crear empleados clónicos. Son las diferencias y especificidades individuales las que permiten tener equipos superiores.
  2. El conocimiento de una persona que se ha ido es mucho más fácilmente transmisible al nuevo miembro del equipo, porque no era un bien aislado y tabicado, sino compartido.
  3. Proporciona una mayor estabilidad, predictibilidad y consistencia de los comportamientos, es decir que, frente a un determinado estímulo, un mismo conocimiento producirá respuestas idénticas, similares o por lo menos coherentes.
  4. No sólo se produce este fenómeno dentro de un mismo equipo, sino también entre equipos diferentes, lo cual significa que los equipos son más fácilmente sustituibles entre sí que los individuos, porque disponen de una mayor experiencia colectiva, de una mayor capacidad creativa y de un conocimiento más amplio y más estable lo que, a fin de cuentas, les proporciona una mayor adaptabilidad.
Grupo de profesionales compartiendo conocimiento

Importancia de los equipos en el aprovechamiento del conocimiento

Todos sabemos que una misma persona puede adoptar decisiones y comportamientos diferentes ante los mismos estímulos con sólo que cambie el entorno o la situación emocional del momento.

Por ejemplo, un profesional que opera bajo la estrecha observación del titular o socio del despacho se comportará de forma diferente que si no estuviera. En algunos casos para mejor, porque se concentrará y esmerará más, y en otros para peor, porque el miedo a equivocarse o a ser reprochado le quitará espontaneidad y soltura.

Es aún más obvio que frente a los mismos estímulos, dos personas que disponen de la misma información, las mismas habilidades y las mismas competencias, son susceptibles de adoptar comportamientos diferentes y hasta totalmente opuestos.

Si no se pone interés en el trabajo, no se marcan objetivos cuantitativos y cualitativos, el resultado previsible es un empeoramiento progresivo de la calidad del servicio prestado. Los empleados optan por dos alternativas: los mejores abandonan y los peores acaban por ser despedidos, quedándose una mayoría mediocre. Como se ve, el proceso genera una rotación elevada, nuevos gastos de selección y formación y un nuevo ciclo con la misma lógica de fondo.

La dinámica que se establece con los profesionales o empleados influye directamente en la dinámica entre el despacho profesional y los clientes. La consecuencia lógica de ello es el descontento de los clientes —que a su vez contagia a los propios empleados—, la falta de continuidad en las relaciones personales con los empleados, la alta tasa de deserciones y la necesidad de que el despacho profesional emplee sus recursos financieros en traer nuevos clientes y no en mejorar el servicio prestado. Se entra en un círculo vicioso difícil de romper.

¿Dónde romper el círculo que perpetúa la mediocridad? Probablemente en la propia definición que el despacho profesional hace, de partida, del contenido de los puestos de trabajo. Diseñar puestos de trabajo con un contenido más amplio, supone un cambio de mentalidad en la forma de dirigir y la necesidad de crear las condiciones para que se pueda confiar en los profesionales o empleados.

Conclusión…

De cuanto venimos diciendo, deducimos que el titular o socio de la asesoría debe saber encontrar aquel punto medio que le permita aprovechar las potencialidades de sus empleados y al mismo tiempo imponer sus normas.

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Jordi Amado Guirado

Socio fundador y director de Amado Consultores. Licenciado en Económicas por la Universidad de Barcelona (UB). Economista miembro del Colegio de Economistas de Cataluña y del Registro de Economistas Asesores Fiscales (REAF). Lleva más de 25 años asesorando y colaborando con despachos profesionales (asesorías y firmas de abogados) y con empresas vinculadas al sector profesional (Mutuas, Compañías de Software, Editoriales, Entidades financieras, Colegios y Asociaciones profesionales). Ha escrito y publicado numerosas obras y artículos sobre gestión y dirección de despachos, en total más de 15 obras y más de 150 artículos en prensa y revistas del sector.

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