Si esta pregunta me la hubiesen formulado en el mes de de junio o julio, sin titubeos, hubiese dicho que sí; sin embargo en estos momentos tengo mis dudas, aunque a tenor de las declaraciones y previsiones de los organismos e institucionales oficiales (Gobierno, OCDE, Gabinetes de Estudio de Bancos…) todo apunta a que será mejor, con cifras positivas en casi todos los grandes indicadores macro (crecimiento, empleo, exportación…). ¿A qué se deben mis dudas? se preguntarán. Pues básicamente se deben a lo que palpo y nos explican la mayoría de nuestros clientes en este final de año. La facturación continua bajando, no tanto el número de clientes -este último indicador se ha estabilizado-; sin embargo la cifra de facturación y la rentabilidad sí continúa disminuyendo. Esto hace que la mayoría de directivos del sector no acaben de ver con optimismo el 2015. Es más una sensación de impotencia y de desgaste, de ver o no saber cómo y cuándo se podrá cambiar esa tendencia. ¡Un año más nos va a tocar sufrir!
Sin embargo, bajo mi punto de vista, siendo objetivos, y aún con todas las dificultades que está sufriendo la economía real y el pequeño empresario, la situación está mucho mejor que hace 2 o 3 años. Luego la pregunta que surge es: ¿por qué continúa disminuyendo la facturación año tras año? Desde mi modesta opinión, creo que no somos conscientes que estamos en un cambio profundo. Todavía estamos anclados en un modo de hacer y pensar, en nuestros servicios y en la forma de relacionarnos con nuestros clientes y equipos, como si el mercado y nuestro entorno funcionaran con unas reglas idénticas al periodo previo a la crisis, que es algo transitorio o temporal. Esa forma de pensar es lo que precisamente nos está impidiendo cambiar y tomar decisiones que definitivamente nos ayuden a transformar nuestro modelo de negocio. Estoy hablando de transformación, y eso, ¿qué significa? Como muy bien explica mi admirado y gran amigo Jose Maria Raventós, director de la división de despachos profesionales de Sage: “el gran problema del sector es que en la mayoría de despachos todavía el 80% de sus ingresos proceden de gestión y el 20% de asesoría. El reto de los despachos precisamente está en cambiar esos porcentajes…”. Yo creo que esta reflexión es una de las claves de porqué está disminuyendo nuestra facturación. Si nuestro negocio está focalizado, en una proporción tan elevada, en la pura gestión, en los próximos años continuará sufriendo, pues es donde existe más competencia, menor diferenciación, y donde todo el mundo se basa en el coste como único elemento para competir. Está claro que ese camino únicamente nos puede llevar a un callejón sin salida.
Conclusión, el 2015 únicamente podrá ser mejor si definitivamente pensamos en transformar e innovar en nuestro modelo de negocio. Como decía Steve Jobs: “La innovación no tiene nada ver con cuántos dólares en I+D tienes (..). Se trata de las personas que tienes, cómo diriges y cuánto consigues”.
Hagamos los deberes, y hagamos también que las cosas sucedan, y seguro que el 2015 será mejor.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)
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