He escuchado muchas veces este lamento o queja en muchos directivos del sector. Tener esta sensación, como directivos o socios, es muy frustrante y te genera muchas dudas. Lo más curioso es que en muchas de estas firmas he podido observar que tienen gente con actitud y con ganas de crecer profesionalmente, pero los socios que los dirigen no saben sacar todo el potencial que tienen, ni tampoco saben cómo crear un ambiente de profesionalidad que los motive.
Hoy en día cualquiera firma que quiera crecer y competir solo lo podrá hacer con profesionales capaces y motivados, por ese motivo es importante que los socios o el titular del despacho se impliquen y cambien la forma de dirigir a sus profesionales y empleados.
¿Qué pautas o comportamientos nos pueden ayudar a que nuestra gente esté motivada e implicada? He aquí algunos consejos sencillos y fáciles de aplicar:
- No hay que tener miedo a delegar en los empleados y colaboradores (confiar en ellos) y si alguna vez se equivocan, dejar que vuelvan a intentarlo otra vez, después de darles unas indicaciones. A todo el mundo le gustan los retos.
- Implicar a la gente. Compartir informes, conversaciones, información sobre la competencia y clientes, etc. Así todo el mundo tendrá una idea global de la firma y entenderá cómo encaja en ella.
- Las críticas constructivas son una de las herramientas de formación más importantes al alcance del empleado. Dedica un tiempo a ayudar a la gente a aprender, no para recibir su aprobación, ni por una cuestión de retribución, sino simplemente por un deseo sencillo de ayudarles a mejorar.
- No olvidarse de valorar y premiar al que nos haya sorprendido con una actuación excepcional. Esto dará lugar a más entusiasmo y mejor trabajo.
- Finalmente, como apunta Maister: “No sirve de nada animar a la gente a trabajar en equipo, para luego acabar reconociendo sólo “al capitán”. Asegúrese de que todo el mundo recibe el mismo reconocimiento”. Esfuérzate para que la gente se sienta parte de lo que está ocurriendo.
En resumen, no es suficiente con pagar a alguien para que sea un profesional dedicado y motivado. Si lo es hay que recompensarle, pero el dinero sólo no es suficiente. Fundamentalmente debes animar a tus empleados y colaboradores a que sean tan profesionales como puedan. Para lograr que la gente sea profesional debes tratarlos como tales, y no tolerar ningún comportamiento que no lo sea.
Finalmente, no estaría de más, que como directivos de vez en cuando nos planteemos la siguiente pregunta: ¿trato a los que trabajan conmigo de tal forma que aumente su compromiso y profesionalidad, o a veces, con mi actitud, más bien ayudo a todo lo contrario? O lo que es lo mismo: ¿hasta qué punto valgo para sacar el máximo potencial a mi gente?
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)
Recursos Humanos