En general la mayoría de directivos del sector que han sido capaces de crear y consolidar una gran firma siempre argumentan que lo han conseguido gracias a darle importancia al trabajo en equipo.
Si algo bueno tiene el presente caos es que nos ofrece un campo de pruebas enorme para elegir un nuevo rumbo
Uno de los grandes expertos y que fue pionero en el conocimiento y estudio de las firmas profesionales, nos referimos a David Maister, siempre insistia en la importancia de trabajar en equipo para llegar lejos y crecer como organización; solía hacer la siguiente pregunta: ¿Qué queremos ser, cazadores o agricultores? El cazador es aquel modelo de despacho que premia el éxito individual, en cambio el “despacho agricultor”, es aquel que premia el trabajo en equipo. No todos los despachos comulgan con la filosofía del “despacho agricultor”, pues no es fácil ponerla en práctica, y porque además se suele dar la característica de que el retorno o los resultados siempre se alcanzan en medio y largo plazo. También cuando se habla de trabajo en equipo a veces se identifica con paternalismo, “buen rollo” etc. pues bien esa idea nada tiene que ver con el verdadero significado de trabajar en equipo. Más bien significa todo lo contrario. Exponemos a continuación algunas de las características que suelen darse en los despachos que fomentan e invierten en el trabajo en equipo:
- Existen unos valores y unas reglas comunes que nadie puede “saltarse a la torera”.
- Existen objetivos a alcanzar.
- No se tolera la falta de respeto a los demás.
- La satisfacción del cliente está por encima de todo, y además se mide.
- Los miembros del equipo siempre están aprendiendo nuevas habilidades, no necesitan que nadie se lo exija.
- Nadie duda de la calidad de los profesionales que forman parte del equipo, se da por supuesto.
- Se invierte tiempo también en proyectos e iniciativas que darán fruto en el futuro.
- Los que más aportan al éxito general de la firma son los mejor recompensados.
- La supervisión de los trabajos es muy elevada. Siempre y de forma sistemática y regular.
Volvemos a la pregunta del inicio: ¿Queremos competir como cazadores o como agricultores?
Una historia para la reflexión (*)
“Cuenta una historia que un anciano científico paseaba una tarde por un malecón en el que había varios aficionados a la pesca. Al pasar por delante de uno de los pescadores se dio cuenta de que tenía dos cubos llenos de cebo, concretamente cangrejos. Uno de los dos cubos estaba cerrado con una tapa y el otro estaba abierto sin que, al menos aparentemente, hubiese diferencia entre unos cangrejos y otros. Su curiosidad le obligó a pararse y preguntar al pescador.
– Disculpe, supongo que estos cangrejos son el cebo que usted utiliza, ¿verdad?
– Así es -contesto el pescador-.
– ¿Puede decirme por qué un cubo lo tiene tapado y el otro permanece destapado?
– ¡Ah! –sonrió el pescador-. Es muy sencillo. El cubo tapado contiene una especie de cangrejo que cooperan entre sí, mientras que el destapado está lleno de cangrejos competitivos.
– ¿Cómo dice? Balbuceó el científico, poco convencido
– Pero, ¿por qué unos llevan tapa y otros no?
– Muy sencillo-dijo el pescador-.Una vez dentro del cubo, los cangrejos que cooperan pueden escaparse porque van subiéndose unos encima de otros haciendo una especie de escalera hasta que consiguen salir.
– ¿Y los competitivos?-inquirió el científico.
– Con esos no hay peligro-respondió con rotundidad el pescador-. En cuanto uno empieza a subir, otro tira de él hacia abajo, y así con cualquiera que lo intente, con lo que jamás se escapan.”
(*) Esta historia se cita en un artículo de Irene Orce, coach “El precio de la competitividad”
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)
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