Esta es una pregunta que últimamente muchos clientes nos están planteando, pero de una forma casi recurrente semana tras semana. Esto lo atribuyo a la situación actual del sector. Nuestro entorno, la sociedad en su conjunto, la coyuntura económica, tampoco transmiten optimismo, ni ayudan a despejar incógnitas, más bien al contrario. De ahí que muchos profesionales, con despacho propio y con años de experiencia en el sector se estén planteando y dudando hacia donde deben enfocar sus esfuerzos para dirigir a sus equipos y sus organizaciones.
Surgen preguntas del siguiente tipo:
- ¿Debo fusionarme con otro despacho más grande para conseguir un mayor tamaño y sinergias? ¿Debo vender mi despacho? Pues me veo incapaz de hacerlo crecer y evolucionar
- Los servicios de pura gestión deben evolucionar hacia servicios de mayor valor añadido y/o hacia servicios de consultoria. ¿Cómo empiezo y como lo hago?
- Tengo que conseguir mayor facturación, crecer en número de clientes, ser más proactivo comercialmente. ¿Cómo conseguirlo?
- No tengo relevo. ¿Qué puedo hacer para conseguir que mi equipo continúe “empujando”?
- Tengo que cambiar los procesos de prestación de nuestros servicios, tenemos que ser más productivos. ¿Qué software me puede ayudar a conseguir este objetivo?
- Debo invertir para adaptar mis servicios de gestión y reporting a soluciones tecnológicas que mis clientes demandan
Así podríamos añadir 10 o 20 preguntas más, y cada pregunta podría ser motivo para escribir un artículo, un libro o incluso justificaría organizar un seminario. Pero en esta editorial no voy a responder a cada una de estas preguntas, únicamente quiero centrarme en dar “el consejo” que para mi es la madre de todas las batallas (o respuestas).
Mi consejo, eso lo he publicado y explicado muchísimas veces, en conferencias y seminarios, es que sin visión directiva, sin management, difícilmente, hoy en día, se puede dirigir una firma profesional. Para ello todos los directivos que quieran impulsar el cambio en sus organizaciones deberán aplicarse y trabajar en las siguientes habilidades:
- Saber priorizar y poner foco en los resultados y en el tiempo.
- Encontrar tiempo y espacio para pensar.
- Tener equipo que nos acompañe.
- Tener “relato”, o lo que es lo mismo, tener discurso comercial.
- Establecer y potenciar los valores y principios corporativos.
- Invertir en los ingresos del futuro.
Si se trabaja en esa dirección, las respuestas a todas las dudas que surgen sobre el futuro se disipan y se diluyen, pues existe una firme hoja de ruta a cumplir. Este consejo no es improvisado o sacado de un libro, esto lo he aprendido observando y analizando a los mejores directivos y líderes del sector. Cada una de estas habilidades y/o objetivos están muy presentes en su día a día y en la forma de diseñar la estrategia de sus despachos.
El problema que existe, y principal hándicap de la mayoría de directivos del sector, es que en el fondo prefieren ser únicamente asesores, dejándose llevar por las urgencias y el día a día de los clientes, a involucrarse en sus funciones de liderazgo y dirección. En esa dinámica, desgraciadamente, como dice un muy buen amigo, “las decisiones las acaban tomando otros”, bien sea los clientes o el personal, o incluso la improvisación.
Cuando se dirige una organización sea pequeña o grande, como muy bien explica el profesor Drucker, se debe liderar, se debe infundir vida, se debe invertir energía y se debe organizar. No es fácil, pero hoy en día es imprescindible hacerlo para mantenerse y continuar compitiendo.
DESPACHOS PROFESIONALES (CDDP)
Organización